Narrador:
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los
discípulos en una casa con las puertas cerradas por miedo a los
judíos. Y en esto entró Jesús.
Jesús:
Paz a vosotros
Discípulo1:
¿Quién eres tú?
Jesús:
Soy yo, Jesús. No tengáis miedo, mirad mis manos...mirad mi
costado. Soy yo, Jesús.
Discípulo2:
¡Es Jesús, es verdad, es el Maestro!
Discípulo3:
¡Ha resucitado!¡Está entre vosotros!
Jesús:
¡Paz a vosotros! Como el Padre me ha enviado, así también os envío
yo. Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados,
les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan
retenidos.
Narrador:
Tomás, uno de los doce llamado el Mellizo, no estaba con ellos
cuando vino Jesús.
Tomás:
Buenos días, ¿qué pasa? Os veo raros. ¿Ha ocurrido algo mientras
yo estaba fuera?
Discípulo1:
Hemos visto al Señor
Discípulo2:
Se nos ha aparecido y ha hablado con nosotros.
Tomás:
¿Os habéis vuelto locos?
Discípulo3:
Es verdad, Tomás, Jesús ha estado aquí.
Tomás:
¡Vamos, anda!
Discípulo1:
Nos ha transmitido el Espíritu Santo
Discípulo2:
Y el poder de perdonar los pecados
Tomás:
No me lo creo
Discípulo3:
No seas cabezota, Tomás, es verdad que Jesús ha estado aquí.
Tomás:
Vale, vale. Pero si no veo en sus manos la señal de los clavos, si
no meto el dedo en el agujero de los clavos y la mano en su costado,
no lo creo.
Narrador:
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás
con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas.
Jesús:
¡Paz a vosotros!
Discípulos:
¡Es el Señor! ¡Qué alegría! Es estupendo que estés aquí.
Jesús:
Paz a vosotros. Ven Tomás.
Discípulo1:
Venga, Tomás, es Jesús el Maestro.
Jesús:
Ven, Tomás. Trae tu dedo, aquí tienes mis manos. Trae tu mano y
toca mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.
Tomás:
¡Señor mío y Dios mío!
Jesús:
¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber
visto
Narrador:
Muchos otros signos que no están escritos en este libro hizo Jesús
a la vista de sus discípulos. Estos se han escrito para que creáis
que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo
tengáis vida en su nombre.
Elaborado
por: Fr.
Emilio Díez Ordóñez y Fr. Javier Espinosa Fernández
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